sábado, 25 de abril de 2009

Tarea 4 en relación al texto de Lyotard

“Es preciso que se interroguen acerca de las reglas del arte de pintar o de narrar tal como les han sido enseñadas y legadas por sus predecesores”

Creo que llega a un punto clave en el que se ve todo aquel que se dedica o pretende dedicar al arte. Es un momento de decisión verdaderamente crucial: me convierto en ejecutante o en creador. Considero (y no por esto es ley o verdad absoluta) que sí es preciso pasar por el camino de la ejecución y el dominio de la técnica pero sólo para aprender a cuestionarla, destruirla y posteriormente reinventarla.

El punto es que el artista en su afán de perfeccionismo se estanca en un virtuosismo banal: vanidad pura. El aplauso se convierte para muchos en un seductor pero peligroso veneno. Y es que sí bien el intérprete o ejecutante da una supuesta vida a la obra, verdaderamente no está siendo parte activa del proceso creativo. Lo cual refiere también un estancamiento en el proceso de aprendizaje: auténtica educación tradicional pasiva.

Lyotard habla de la relación entre el capitalismo y el realismo en el arte. Sin embargo aún hasta ahora (en la fase ultra suprema del capitalismo: la globalización) la economía sigue dictando lo que es arte y lo que no. Es decir, lo que pueda venderse lo es. Podremos decir que al poder no le interesa el arte pero en gran manera quienes han permitido esta vendimia han sido los mismos artistas, debido a su ambición de prestigio y en menor escala, económica.

Y sí, al poder le interesa el arte pero como medio de control, no de expresión ni manifestación. Pelearse contra eso es por demás desgastante. Luchar contra la academia puede ser poco fructífero. El arte moderno, a pesar de intentar romper tiene en la vanguardia trazado su cruel destino: ahogarse en su intento desesperado por salvarse en la novedad.

Sin embargo todo esto responde a un trasfondo social en el que cada segundo hay algo más nuevo… El problema del arte moderno es que se dedicó tanto a hacer “el arte por el arte” que terminó por convertirse en algo terriblemente purista y rígido que se basó en lo que estaba hecho y lo que no (el temor por repetirse).

El posmodernismo de igual modo puede tener su fin en la individualidad extrema que al desconocer voluntariamente los patrones del “arte”. El problema es cuando se vuelve tan abstracto que no comunica absolutamente nada, o cuando cae en el realismo literal y didáctico que ofrece la obra perfectamente deglutida.

¿Cómo comunicar sin ser didáctico? Insisto, ¿cómo ser claro sin volverse explícito? Es tal vez una mera cuestión de balance en el aspecto creativo….

La creación surge de las rupturas y la reflexión sobre las mismas. La representación corre el riesgo de secarse e inmortalizarse sin aportar nada más que el estancamiento del arte en su propio pantano.

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