¿La coreografía es un deseo personal o proyección del artista?
Creo que sin duda debe comenzar por un deseo, pero más allá de un deseo personal, nace por una necesidad creativa. El gran riesgo de que nazca de un deseo personal es que el deseo no para hasta que ha sido satisfecho, que en el caso del trabajo constante, creo que es “bueno”, aunque esto te puede llevar a la autocomplacencia muchas veces.
Tal vez es más una proyección del mundo interior del artista, y no porque la obra en sí refleje las emociones y sentimientos del creador; sino porque, de algún modo el coreógrafo está trasladando una idea, un motivo que surge dentro de él. Está proyectando algo que surge tal vez de la introyección de un agente externo en sí mismo. Ahora bien, me estoy refiriendo a la coreografía como un acto creativo presente, consecuencia de la abstracción del entorno o bien del mundo interior…
En resumen, la coreografía como acto creativo nace de una necesidad (cualquiera que esta sea), pero, al menos en mi caso, no se vuelve un deseo personal. Tal vez depende de qué tanto te involucres con tu trabajo. Tal vez puede volverse una obsesión si es que verdaderamente vives tu proceso tanto dentro como fuera de los ensayos. Puede que el deseo te lleve a explorar hasta las últimas consecuencias cada componente, cada límite…, pero sin temor a equivocarme, el resultado que es la coreografía en sí, es la verdadera proyección de aquel que la crea, o como tú lo llamas, el artista…
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